- aperteigar
- Aperteigar, es sacudir los arizos de los castaños, que luego se pañan (recogen) del suelo con una herramienta de madera llamada «murgazas», y se echan dentro de maconas (cestas) o grandes cestos que una vez llenos se vierten en las cuerras, (cercados de piedras o baras) donde tapados con murguezu (malezas) y ayudados por las inclemencias del tiempo, se van pudriendo al tenor que las castañas se agrandan y maduran hasta que llegue el momento de la esbítcha. El oficio del pertegueiru es sumamente cansado y enormemente peligroso, yo he sacudido muchos miles de castañales, que no eran mías por supuesto, pero da lo mismo para saber y poder hablar con documentada propiedad del pertegueiru. Un pertegueiru tiene que ser ante todo ágil como un esquil (ardilla) y no sentir miedo al vértigo, pues tiene que trepar por las gruesas cañas de los enormes castaños, con una pértiga de avellano en la mano, luego asegurarse al prendión (caña grande) tan sólo con la fuerza de sus piernas, y después manejar con destreza con sus dos manos la larga y pesada pértiga, para sacudir los arizos de las enormes y frondosas ramas de los castaños. El mejor pertegueiru que yo he conocido era un paisano de Bandujo, hermosa aldea de mis montañas, se nomaba Xulián, ya güéi nel díe ya nun ñacen homes comu aquel paixanu. (Se llamaba Julián, y hoy en día ya no nacen hombres como aquel paisano). Aquel astur, con más de sesenta años de edad, trepaba con la misma ligereza de la ardilla, hasta la cume (alto) del más corpulento de los castaños, sacudiéndolos de tal forma, que no los dañaba en sus ramas, cosa del todo importante, y no dejaba en ellos ni un solo arizo. Qué naturalezas la de los antiguos astures, sanos, fuertes, nobles, aguerridos en todo momento y amantes siempre de Nuestra Embrujadora Tierrina, enamorados de su Llingüa y de sus costumbres, donde en sus indómitos espíritus no tenía cabida ni la hipocresía, ni la maldad, ni tanta asquerosa y despreciable lacra, como hoy se alberga en nuestros haceres y pensares. El sueldo de un pertegueiru eran dos tercias de castañas por día de trabajo, bien de cuerra (d'esbítcha) o biruelas (de las que se desprenden solas del arizo), según se hubiese contratado, la comida y alojamiento, si tenía que trasladarse a otra aldea que no fuese la suya. En este retazo de poesía de Xulín de Lluza, se puede saber la importancia que tenían las castanas en los tiempos difíciles d´endenantes. “LUS PERTEGUEIRUS”. —Venidi airiquinus mious / en poxoncinus de ventu, / ya baltiaime les castañes / que nun tenu pertegueirus. / Pos tres bonus que teñíe / lus prubitinus morrierun / e agora tou mu xolina / en xin dalgún pertegueiru. /—El miou home fou ´l primeiru, / ya nun me murru na cama / fou achuquináu per ser roxu, / en la cárxel del Modelu. / Venidi airiquinus mious / que nuntenu pertegueirus...
Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana. 2009.